El invierno trae consigo la necesidad de mantener nuestros hogares cálidos, lo que convierte a la calefacción en un aliado indispensable para combatir las bajas temperaturas. Sin embargo, no siempre hacemos el mejor uso de los sistemas de calefacción, lo que puede traducirse en facturas de energía elevadas, un confort deficiente y un desgaste prematuro de los equipos.
1. Ajustar el termostato demasiado alto: El mito del “calor rápido”
Uno de los errores más frecuentes que cometemos es ajustar el termostato a una temperatura muy elevada pensando que, al hacerlo, la casa se calentará más rápido. Este es un mito que puede costarte caro. La calefacción no se acelera simplemente porque aumentes la temperatura del termostato; lo único que logras es hacer que el sistema trabaje más tiempo y consuma más energía para alcanzar una temperatura innecesariamente alta.
Solución: La temperatura ideal para el confort y la eficiencia energética se sitúa entre los 19°C y 21°C en las áreas comunes del hogar. En los dormitorios, se recomienda mantener la temperatura entre 16°C y 18°C, ya que el cuerpo se beneficia de un ambiente fresco para dormir mejor. Además, si cuentas con un termostato programable, configura un horario que se ajuste a tus necesidades, como reducir la temperatura durante las noches o cuando la casa está desocupada.
2. No aprovechar la luz y el calor solar
En invierno, es fácil olvidarse de la energía solar como una fuente de calor, pero incluso en los días más fríos, el sol sigue proporcionando una cantidad significativa de calor que podemos aprovechar de manera gratuita.
Solución: Aprovecha el calor del sol abriendo cortinas y persianas durante el día, especialmente en ventanas orientadas al sur, donde el sol tiene mayor incidencia. Esta pequeña acción puede calentar tus habitaciones de manera natural y reducir la necesidad de encender la calefacción durante más tiempo. Cuando caiga la noche, cierra bien las cortinas para evitar que el calor acumulado durante el día se escape a través de las ventanas.
3. Ventanas mal aisladas: El enemigo silencioso del calor
Una de las principales causas de la pérdida de calor en los hogares son las ventanas mal aisladas. Las corrientes de aire frío que entran por los marcos o el cristal pueden reducir significativamente la eficiencia de la calefacción, lo que obliga al sistema a trabajar más para compensar la pérdida de calor.
Solución: Asegúrate de que tus ventanas estén bien selladas. Puedes aplicar burletes en los marcos para evitar filtraciones de aire, o usar cortinas gruesas que actúan como una barrera adicional. Si es posible, considera la instalación de ventanas de doble o triple acristalamiento, que ofrecen un excelente aislamiento térmico. Además, las láminas aislantes para cristales son una solución económica que ayuda a reducir la pérdida de calor.
4. Bloquear radiadores o fuentes de calor: Un error muy común
Colocar muebles, cortinas o incluso ropa secándose frente a los radiadores es un error muy común que dificulta el flujo de aire caliente. Esto no solo reduce la eficiencia del sistema de calefacción, sino que puede hacer que algunas partes de la habitación queden frías mientras que otras estén excesivamente calientes.
Solución: Para maximizar la eficiencia de tu sistema de calefacción, asegúrate de que los radiadores y las rejillas de ventilación estén despejados. Evita colocar muebles grandes o cortinas largas que puedan obstruir el calor. Si necesitas secar ropa, utiliza secadores de ropa eléctricos en lugar de colgarla sobre los radiadores, ya que esto también puede aumentar la humedad en el ambiente, lo que puede resultar en la formación de moho.
5. No realizar un mantenimiento adecuado al sistema de calefacción
Al igual que cualquier otro electrodoméstico, los sistemas de calefacción requieren un mantenimiento regular para funcionar correctamente. Un sistema que no recibe mantenimiento adecuado se vuelve menos eficiente con el tiempo, consume más energía y corre el riesgo de sufrir averías en el peor momento, justo cuando más lo necesitas.
Solución: Realiza un mantenimiento periódico de tu sistema de calefacción. Limpia los radiadores o las rejillas de ventilación para evitar que la acumulación de polvo impida el flujo de aire. Si tienes una caldera, es recomendable que un profesional realice una revisión anual para asegurarse de que todo está en orden. Purgar los radiadores es otra tarea sencilla que puede mejorar considerablemente la eficiencia de tu sistema, eliminando el aire atrapado que puede impedir que el agua caliente circule adecuadamente.
6. Dejar la calefacción encendida todo el día
Muchas personas creen que dejar la calefacción encendida todo el día, incluso cuando no están en casa, es más eficiente que apagarla y volverla a encender al regresar.
Solución: No es necesario mantener la calefacción encendida cuando no estás en casa. En su lugar, usa un termostato programable que ajuste la temperatura de acuerdo a tus rutinas. Durante la noche, es recomendable reducir la temperatura, ya que el cuerpo no necesita tanto calor mientras duerme.
7. Calentar habitaciones vacías o poco usadas
Es un error calentar todas las habitaciones de la casa, incluso aquellas que no se usan con frecuencia, como el despacho, el cuarto de invitados o un trastero. Calentar espacios vacíos es un gasto innecesario que incrementa considerablemente el consumo de energía.
Solución: Ajusta las válvulas de los radiadores para cerrar el flujo de calor en las habitaciones que no utilices. También puedes cerrar las puertas de estas habitaciones para evitar que el aire caliente se desplace a ellas. Si tienes un sistema de calefacción zonal, aprovecha esta función para calentar solo las zonas donde pasas más tiempo.
8. Olvidarse de ventilar la casa correctamente
Es cierto que ventilar la casa en invierno puede parecer contraproducente, ya que permite que entre aire frío, pero no hacerlo tiene consecuencias negativas para la calidad del aire interior. La acumulación de humedad, la falta de oxígeno y el aire viciado pueden crear un ambiente poco saludable.
Solución: La clave está en ventilar de manera eficiente. Abre las ventanas durante unos 5 o 10 minutos al día, preferiblemente por la mañana, para renovar el aire sin que se enfríen demasiado las paredes y muebles. De esta manera, conseguirás mantener un ambiente saludable sin desperdiciar calor.
Hacer un uso eficiente de la calefacción no solo te ayudará a mantener tu hogar cálido durante los meses de invierno, sino que también reducirá tu consumo de energía y, por ende, tus facturas. Con pequeños ajustes en tus hábitos y un mantenimiento adecuado de los equipos, puedes maximizar el rendimiento de tu sistema de calefacción, proteger tu bolsillo y contribuir a un uso más responsable de los recursos energéticos.
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